Hoy en día, la disfunción eréctil o como dicen en mi pueblo: “no empalmar” “no sé qué me pasa que no empalmo” es mucho más frecuente de lo que imaginamos. Las variables psicológicas que más influyen son la ansiedad de ejecución y la relación interpersonal con el amante, o estar pasando por una situación personal delicada.

El hombre tiene muy ligado a su autoestima el rendimiento sexual, tiene que el ser el mejor, competir, y comprobar que deja a la mujer satisfecha. Si el hombre no rinde como le gustaría, no se siente como un empotrador en su vida, como hablaba ese artículo que se puso tan de moda el año pasado. Su autoestima se va a comprar tabaco y no vuelve. El hombre se mete en un círculo vicioso que difícilmente llevará elevar la bandera hasta el final de su asta. “Si no empalmo, soy un mierda”, “si soy un mierda no empalmo” y así sucesivamente.

Empezará a leer toda clase de artículos, en internet relacionados con la disfunción eréctil, listas y consejos para ser un mejor amante, irá a su médico de cabecera a intentar que le recete viagra para poder parecerse al famoso empotradoro. Puede que le entre el pánico y se lo exponga al médico como si padeciera un problema orgánico para que lo derive al urólogo… Este último le dirá que no tiene nada. Si es demasiado tímido para contárselo a su médico, acudirá al mercado negro y buscará en Internet toda clase de remedios, preguntara a algún amigo por Cialis, Levitra, Viagras falsas y todos los derivados del sildenafilo que se te puedan ocurrir, geles tailandeses, kamagra, sensual tea etc.

¿Y qué le pasará?

Acabará con las orejas coloradas, ardores  y toda clase de expresiones de la vasodilatación, todo menos una erección como la que le gustaría.

Hay un técnica psicológica muy famosa por curar disfunciones eréctiles de hombres jóvenes en una sesión, si la suya es de esas que se podría curarse en una sesión, podría probar con la prescripción del síntoma. Está basada en un principio que se llama intención paradójica.

En la disfunción eréctil pasa como con el sueño cuando quieres dormirte y haces esfuerzos para ello, pero no puedes hacerlo. El sueño es algo que simplemente ocurre, y la erección también. Si te prestas demasiada atención a ti, tus pensamientos acabarán con un dialogo que perece sacado de una película de Woody Allen y en ese contexto es muy difícil tener una erección. Si tu foco de atención cambia de ti al exterior, las posibilidades de que la erección suceda aumentan en un porcentaje elevado.

Por lo tanto si te prescribo que en tu próxima relación sexual no te empalmes. ¡Es muy importante que no te empalmes!

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¿Qué es lo que tienes que hacer?

Debes tener una relación sexual con un único objetivo, no tener una erección, no empalmarte, tendrás que tener buena comunicación con tu pareja y explicarle que es muy importante que eso no pase, que está prohibido tener una erección y mucho más prohibida la penetración. Si no tienes mucha confianza con ella o no quieres decírselo no lo hagas, de lo que ocurra también podrás sacar algunas conclusiones.

 

Tendrás que jugar con tu imaginación y buscar entretenerte en otras cosas, que no te dejen pensar en tu erección, acaricia los pechos de tu pareja, practícale sexo oral, fíjate en su respiración, en que hace con su boca cuando la acaricias fíjate en todos los detalles el color de las aureolas del pezón, cuéntale los lunares, apréndetela a tu pareja toda entera.