¿Te consideras una persona celosa? Aunque la respuesta sea negativa seguro que has sentido esa punzada en el centro de tu ser que te ha hecho despertar y estar alerta ante los pasos de tu pareja. ¿Son siempre los celos un sentimiento negativo? ¿Por qué hay personas que los controlan y a otras los hacen enloquecer? ¿Puedo jugar con este sentimiento para atraer a mi amante? Como ves, de un modo u otro esta desazón forma parte de tu vida, así que si deseas conocerlos y afrontarlos con éxito, en este texto te damos algunas claves.

El término celos, procedente del griego Zealous, alude a la emoción que surge ante la sospecha real o imaginada de amenaza a una relación que consideramos valiosa. El afán de poseer que todos tenemos ante una persona amada es lo que puede llevarnos a exagerar esta condición y que se convierta en algo patológico. Pero los celos no aparecen exclusivamente en el entorno de la pareja, surgen en una relación de amistad o hasta en la más tierna infancia. Los niños pueden llegar a sentirse destronados ante el nacimiento de un hermanito o hermanita y pasar por un verdadero infierno al sentirse desplazados. Si los padres no son muy cautos haciendo partícipe al pequeño y convierten en una fiesta compartida la llegada del retoño, el hogar puede llegar a ser un verdadero campo de batalla.

Este ejemplo nos puede servir de punto de partida para entender que los celos son parte de nuestra vida, un sentimiento tan común como normal, que refleja lo importante que es esa persona para nosotros, así como el temor que sentimos cuando valoramos que podemos ser desplazados por otro ser y convertirnos en segundo plato.

También pueden constituir una señal de interés hacia tu pareja y un reflejo del amor que experimentas, intensificándose en un momento en que aparezca la idea de perderle a favor de otra persona, pues esta situación generará miedo y desconfianza.

Sentir celos no es lo mismo que ser celoso, no es un síntoma de estar trastornado, sino uno una estrategia evolutiva que arrastramos de nuestros antepasados: nuestros ancestros debían cuidar que su partenaire les fuera fiel y debían reaccionar ante la posibilidad de una abandono; este tipo de respuesta les aseguraba un mayor éxito en la reproducción, por lo que conseguían una ventaja evolutiva en el proceso selectivo sobre el sujeto que se mostraba pasivo y llegaba a ser abandonado.

Pero debes aprender a hilar muy fino pues la línea que separa lo normal de lo patológico es fácilmente quebrantable. Comienza por conocer a fondo al enemigo, saber cómo afrontarlo y mantenerlo a raya. No dejes que la semilla brote y destruya tu estabilidad emocional y la sensación de seguridad que te hace navegar en el océano de la tranquilidad.

En nuestro próximo post te enseñaremos más sobre los celos y como afrontar este sentimiento.

(Publicado en Revista Sexologies)