Habrás oído hablar de ellas, son uno de los juguetes eróticos más conocidos y de los más antiguos. En el siguiente texto ampliarás tu información sobre ellas, pues te explicamos su historia, qué beneficios obtendrás con su utilización y cómo sacarles el mayor partido.

Conoce sus secretos

Las ben wa o bolas chinas nos llegaron del lejano Oriente. Desde antaño su uso estaba muy extendido: las mujeres chinas las utilizaban para enriquecerse como amantes gracias a los beneficios que les aportaban. También las geishas, cortesanas japonesas, practicaban para ejercitar y controlar la musculatura vaginal y así poder dar placer de un modo tanto intenso como veloz a los guerreros que marchaban a las cruzadas militares y ansiaban obtener el orgasmo rápidamente.

Hoy día las bolas chinas se siguen vendiendo en su forma tradicional o con ciertas innovaciones en su textura, tamaño o número, dependiendo de lo que se quiera obtener de ellas.

El modelo más convencional tiene dos esferas unidas por una cuerda y acabadas en un asa, con una terminación lisa y un diámetro de unos 3 centímetros aproximadamente. Cada bola lleva en su interior otra más pequeña, que con los movimientos de la usuaria produce vibraciones estimulantes en la zona vaginal. Es este ajetreo interno de la propia canica lo que hace de su praxis un placer único y excitante.

¡Comencemos con la práctica!

Te sugerimos cinco experiencias diferentes. Cada una de ellas tiene una finalidad y una puesta en escena distinta, para que le saques el mayor partido a tu juguete erótico.

  • Antiestrés: introduce una a una las bolas en tu vagina, poniendo antes un poco de lubricante para facilitar la penetración. Llévalas durante un periodo largo de tiempo en alguna actividad cotidiana (puedes comenzar por una hora). El efecto que produce al transportarlas en tu interior será más que agradable, ya que emula a una masturbación infinita y estimulante. Tus sensaciones físicas pueden ser diferentes dependiendo de la actividad que lleves a cabo.

  • Entrenamiento muscular. Recuerda que con tu vagina puedes realizar dos movimientos deferentes: uno de expulsión, en el que tus paredes se alisan y ahuecan para que el objeto introducido salga y otro de sujeción donde contraes y retienes. El tono muscular de tu suelo pélvico es esencial y no solo para el sexo. Problemas como la falta de tonicidad de esta parte de tu anatomía agravada en ocasiones por un parto o simplemente por el paso de los años, pueden corregirse (parcial o totalmente) si le dedicas unos minutos de tu tiempo al entrenamiento con tu juguete.

  • Los primeros minutos. Si vas a estar con tu pareja, prepara un encuentro diferente: hoy sí que dedicaréis más tiempo a los preliminares. Muéstrale como introduces y posteriormente sacas las esferas, tirando suavemente del asa. Demuestra lo que has aprendido a hacer en tus entrenamientos en solitario. Después le tocará a tu pareja intervenir de un modo más activo.

  • Durante el orgasmo. Deja las bolas en tu interior mientras estimuláis tu clítoris y si te sientes cómoda, seguid hasta que alcances el orgasmo. Las contracciones producidas por el clímax harán que tu vagina abrace las esferas y vibres de un modo más intenso. Además una vez que las retires te sentirás aún más relajada.

  • Déjalas a un lado. Recuerda a las mujeres orientales y pon en práctica la técnica una vez perfeccionada: contrae y relaja tu vagina durante el coito. Comienza por hacerlo cuando el ritmo sea lento y en la posición que te sea más cómoda. No solo él notará la diferencia.

(Publicado en Revista Sexologies)