Quizá no conozcas la palabra resiliencia pero seas una de esas personas que creen firmemente en la posibilidad afrontar lo que nos venga y salir fortalecidos de los momentos difíciles. A veces lo de menos es la palabra en sí y lo verdaderamente importante es que luches hoy por superar, ser más fuerte y ágil en tu camino de mañana.

Y fíjate que curioso que podríamos estar hablando de tu mente pero también de tu cuerpo:

El dolor de hoy, será tu fuerza mañana”

Eso dice mi entrenador cuando estamos extenuadas y nos cuesta seguir el ritmo que nos marca en sus clases de Power, y nuestro cuerpo responde estimulado por la idea de ser cada día más fuertes. Son esos micro segundos en los que te ves con aquel pantalón que tanto te gusta, o en la playa con la figura que deseas lucir, lo que permite a tu músculo alimentarse de la mejor “gasolina” que existe: la motivación.

A mi se me dibuja una sonrisa cada vez que lo oigo repetir esta frase porque, sin saberlo, me está recordando un aspecto muy importante de mi trabajo como psicóloga.

Sé que cuando vienes a consulta solo piensas en sentirte mejor, en volver a la vida que tenías antes de verte envuelto en los problemas que te hacen acudir a terapia, sueñas con vivirla tal y como la deseas lo antes posible. Pero sin que lo sepas con la terapia estamos “entrenando” a tu mente, no solo para afrontar el hoy, si no también enriqueciéndote para un futuro en el que serás esa persona que ha superado una importante crisis y la que “luce” una fortaleza mental para asumir con flexibilidad los problemas del futuro.

Muchos paciente me dicen con tristeza: “después de esto, no volveré a ser el mismo”. Y es cierto, después de una crisis no vuelves a ser el de antes, pero abre los ojos como buen resiliente y sé consciente que todo lo que aprendas hoy se queda ya contigo: pasarás de ser simplemente fuerte a tener fortaleza.

La fortaleza esconde un doble recurso: la fuerza y la flexibilidad. ¿Quién resiste mejor un vendaval: el grueso tronco de un roble o los delgados flexibles juncos? La resiliencia es fuerza y flexibilidad, tan importante es poder soportar el dolor como adaptarse a las circunstancias para seguir adelante y salvar obstáculos.

Y de nuevo es como si habláramos del entrenamiento físico: sin flexibilidad tus músculos se rompen, la fuerza sin flexibilidad no es nada, ambas serán claves para tu fortaleza. Tu cuerpo y tu mente pueden fortalecerse con tu dolor de hoy. Desde que conoces la resiliciencia sobrevivir ya no es una opción. Sobreponerte a tus circunstancias de hoy y aprender de ello para ser más hábil y amoldarte mejor, son ya esas dos claves fundamentales que te acompañarán siempre.

A partir de ahora cuando te hagan esta pregunta, responderás de este modo:

¿Resiliencia yo? Sí, gracias.