CHIQUITO DE LA CALZADA: MAESTRO MINDFULNESS DEL HUMOR Y MODELO DE PAREJA PARA TODA LA VIDA

A todos nos ha entristecido por primera vez una palabra de Chiquito de la Calzada: adiós. Nos dice adiós después de enriquecer nuestra alegría con su humor y estilo únicos, su lenguaje peculiar y su inimitable forma de moverse. Sí, todo eso es cierto y solo necesitas conectar con un medio de comunicación para ver y oír sus frases más conocidas: “no puedo”, “cobarde”, “hasta luego Lucas”, “por la gloria de mi madre”…

Pero hay mucho más en lo que ha sido Maestro. Con Chiquito no importaba el final del chiste que contaba, el espectáculo y las carcajadas comenzaban incluso antes de iniciar su historieta cómica.

Maestro Mindfulness del humor sin saberlo: estamos como locos intentando aprender a tener conciencia plena, vivir el momento, centrarnos en lo que está presente y él desde su primer gesto conseguía que no nos importara perdernos en el hilo de sus palabras, estábamos ahí en el momento justo de cada movimiento, sonido y pausa. Las sonrisas fluían desde que tomaba la iniciativa en el escenario y no importaba nada más, ni siquiera el final del chiste. Es el momento Mindfulness más pleno, fácil y sincero que conoceremos jamás.

Maestro del modelo de pareja “para toda la vida”: en los tiempos que corren el número de rupturas sigue creciendo cada año. Parejas que comienzan ilusionadas y sin querer decirlo la mayoría de ellas desean estar con su partenaire para siempre. Y ahí estaban Gregorio (Chiquito de la Calzada “el pecador de la Pradera”) y Pepita. Una pareja unida a lo largo de muchos y difíciles años de convivencia. ¿Que cómo lo consiguieron? Pues creo que la clave estaba en cómo Chiquito hablaba de su esposa, pero sobre todo en cómo decía: “mi Pepita”. No era un posesivo de posesión (valga la redundancia), ese “mi” estaba cargado de respeto, admiración y cariño. No los vi nunca juntos en persona pero no me hace falta para saber que en esa eterna pareja había, además de un inmenso amor, confianza y un entendimiento pleno.

Y es que a veces lo más importante no es lo que decimos, si no desde donde lo decimos. La emoción y el sentimiento que respalda cada palabra. Dos vocablos “mi Pepita”, que en boca de Chiquito nos transmitían lo importante que era su compañera para él. Tanto que cuando ella falleció una parte de él se apagó para siempre. Siguió saliendo a veces en la televisión, paseando y compartiendo sonrisas por las calles de Málaga siempre cercano, siempre amable y cariñoso con todo el mundo. Pero cuando te caes es difícil levantarte, sobre todo si te falta uno de tus apoyos más importantes.

Se nos fue después de esa caída en su casa porque no se había recuperado de la primera: la falta de Pepita, y así nos deja cargados de admiración pero también de interrogantes sobre su sabiduría vital que nadie ya nos podrá responder.